Con la fundación del Yacht Club Argentino (YCA), el 2 de julio de 1883, se inicia una época de oro para el deporte de la vela en el río de la Plata, el YCA larga en 1947 la primera Regata Buenos Aires - Río de Janeiro y a fines de 1958 se organiza la primera regata Buenos Aires - Mar del Plata. Desde el principio importó y mandó construir barcos para sus asociados y organizó múltiples regatas. Socios del YCA apurados por tener una base en el Delta fundan, en 1896, el Tigre Sailing Club (TSC), en su típica y actual sede, este club albergó los comienzos en la navegación a vela de Germán Frers, Vito Dumas y otros notables y para fomentar las regatas, se había encargado a un astillero de Irlanda un barco ágil y pequeño que se adaptara a la ola corta del río de la Plata. En 1910 crece junto a su isla madre, la Sarandí, el Club Náutico San Isidro (CNSI). Es Imposible resumir su aporte a la vela entre los clubes del norte. Formador de grandes yachtmen, su flota escuela ha sido, desde siempre, de las más nutridas. Único con un velero oceánico a disposición de los socios. Desde "los Río de la Plata" a los J24 y 29er, desarrolló todas las clases, de orza y olímpicas, dando apoyo a sus socios.
Sobre lo que era entonces la desembocadura del río Luján despunta en 1922 el Club Náutico San Fernando (CNSF), que en 1977 concluye su sede actual, para apoyo del yachting vela-motor, el Club San Fernando (CSF) se concreta, en 1923, por la fusión de dos entidades de la zona: el Social Unión y el Atlético San Fernando. Enorme es su aporte a casi todos los deportes, en especial a la vela y la motonáutica. El 4 de abril de 1927 nace el Yacht Club Olivos (YCO)donde su primera sede fue arrasada por una sudestada en 1940. Hoy en día y con mucho esfuerzo adquiere el atrevido edificio de la boite Fantasio y desde 1982 larga la regata Olivos - Florianópolis; además es responsable de la Olivos - Buenos Aires - Punta del Este y del circuito Atlántico Sur, entre otras. A la altura de Punta Chica, varios clubes náuticos que se asientan, con diferentes historias de vida pero con un fin común: la náutica. Además del fallido intento del Club Náutico Atlántico, que no puede continuar, hay otros que siguen adelante. Anticipándose, en lo que por entonces era aún costa del río de la Plata, en el límite exacto entre San Isidro y San Fernando, surge en 1935, el Club Náutico Sudeste (CNS), por iniciativa de jóvenes que jugaban rugby en el SIC (fundado ese mismo año). Hacia 1939, la Sociedad de Fomento Victoria gestiona ante las autoridades de la provincia de Buenos Aires una concesión de tierras en las barrancas de Punta Chica y se crea así el Club Social de Fomento Victoria, que se afianza en el juncal entre los años 60 y 70. Luego. En la actualidad la escuela de menores del club es una de las más concurridas y trabaja en forma conjunta con la del vecino club San Martín, el cuál es precursor en la organización de regatas en solitario y dobles.
Se distingue asimismo en San Isidro el Club de Pesca y Náutica Las Barrancas, que desde su propia bahía, con canal propio de ingreso, desafía las mareas del Plata. Su escuela de menores fue formada, a partir de la clase Optimist, por la timonel del Barlovento Norma Lassalle. Hoy el Barrancas es asiento de la clase ALMA (Asociación Laseristas Master Argentina), la más experimentada.
Los clubes náuticos fomentaron y fomentan la navegación deportiva a vela, poniendo a disposición de sus socios nutridas flotas de las diferentes clases olímpicas: Internacional, Río de la Plata, Light Crest, Yolas, Colleen, Dorado, Grumete, Snipe, 505, Lightning, Star, Finn, Soling, 470, 420, Penguin, Optimist, Cadet, Europa, Laser, Tornado, J24, 29er. Primero los importaron y más tarde promovieron su construcción en el país. Hoy mantienen, con instructores calificados, escuelas especializadas para cada clase, que tienen una alta responsabilidad, no sólo en el logro de campeones, sino también en la seguridad y la formación de los jóvenes que llegan a ellas. De innumerables competencias organizadas por los clubes surgieron campeones olímpicos, mundiales, internacionales, nacionales, locales y de la vida. Con un poco de difusión en la prensa, se creó alrededor de la náutica y la vela un clima deportivo de alta competencia, rudo, independiente, pero también responsable, noble y solidario, tradicional y sencillo en sus comienzos, después más sofisticado por las modernas tecnologías, siempre rebosante de fervor y adhesión. Con más de 50 títulos mundiales, el yachting es uno de los deportes que más trofeos le aportó al deporte argentino.
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